En un giro irónico del destino, Estados Unidos, otrora pionero y líder indiscutible en energía nuclear, se encuentra rezagado en la carrera por desarrollar la próxima generación de reactores. Mientras tanto, China avanza a pasos agigantados, consolidando su dominio en el campo y desafiando la hegemonía estadounidense.
En los últimos ocho años China ha hecho progresos significativos en el desarrollo de la energía nuclear. Actualmente, el país cuenta con 55 reactores en operación y una capacidad de generación de más de 53 GW, lo que lo sitúa en el tercer lugar mundial, solo detrás de Estados Unidos y Francia. Sin embargo, con 21 reactores adicionales en construcción, que generarán 21.61 GW adicionales, China está avanzando rápidamente para superar a sus competidores globales (t.ly/yHY-Z).
El gobierno chino ha identificado cuatro objetivos principales para su programa nuclear: garantizar la seguridad del suministro energético, reducir las emisiones de CO2, promover el desarrollo industrial y tecnológico avanzado, y potenciar las exportaciones de tecnología (t.ly/AWtIx). Estos objetivos se han traducido en una robusta inversión en tecnología nuclear avanzada, incluyendo reactores de tercera generación y reactores de alta temperatura refrigerados por gas. Un claro ejemplo de lo anterior es que entre 2008 a 2023, la participación de China en todas las patentes nucleares a nivel mundial aumentó del 1,3% al 13,4%, según datos de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI).
Uno de los proyectos más emblemáticos de China es el Linglong One (t.ly/coEs9), un reactor modular pequeño (SMR) que promete revolucionar la industria nuclear.



Linglong One
Este nuevo modelo de reactor desarrollado por la Corporación Nuclear Nacional de China (CNNC) es el primer SMR de tercera generación del mundo que pasa una evaluación de seguridad realizada por la Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA). Este reactor ha sido diseñado para ser más seguro y menos costoso que los reactores tradicionales, lo que lo hace ideal para su exportación a países en desarrollo que buscan soluciones energéticas sostenibles. Además, China ha invertido considerablemente en el desarrollo de reactores de cuarta generación, como el reactor de alta temperatura refrigerado por gas (HTGR) en Shandong, que ya ha comenzado su operación comercial.
Por su parte, Estados Unidos, a pesar de ser el mayor productor mundial de energía nuclear con 99.3 GW de capacidad instalada, enfrenta desafíos significativos. La construcción de nuevas plantas nucleares en Estados Unidos ha sido lenta debido a preocupaciones de seguridad y la abundancia de recursos naturales como el petróleo y el gas que han desviado la atención de los inversionistas y desarrolladores bajo la percepción de “mediana necesidad”. No obstante, hay un resurgimiento del interés en la energía nuclear impulsado por la necesidad de mitigar el cambio climático y garantizar la seguridad energética, especialmente tras los últimos geopolíticos mundiales (t.ly/o-DwN).
La iniciativa estadounidense se centra en el desarrollo de reactores modulares pequeños (SMRs), que son considerados más seguros y económicos. Sin embargo, proyectos como el de NuScale Power han enfrentado obstáculos económicos, subrayando los desafíos de financiar y construir estas nuevas tecnologías en un contexto de inflación y costos de construcción en aumento. A pesar de estos desafíos, el Departamento de Energía de Estados Unidos. ha establecido objetivos ambiciosos, incluyendo la necesidad de 200 GW de nueva generación nuclear para 2050 para cumplir con sus metas de descarbonización.
Como muestra de lo anterior… un botón: El 13 de mayo de 2024, el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, aprobó una ley que vetará las importaciones de uranio provenientes de Rusia, efectiva 90 días después de su promulgación. Con esta medida, Estados Unidos busca recuperar su capacidad de enriquecimiento de uranio a nivel nacional, mediante una financiación federal de 2.720 millones de dólares otorgada por el Departamento de Energía. Además, en diciembre de 2023, se comprometió a invertir colectivamente 4.200 millones de dólares junto a aliados como Canadá, Francia, Japón y el Reino Unido para incrementar la capacidad de enriquecimiento de uranio.
El proyecto de Terrapower (t.ly/kE8zx), respaldado por Bill Gates, para construir el primer reactor nuclear de nueva generación en Wyoming en cuatro décadas, es un intento de revitalizar la industria nuclear estadounidense. Sin embargo, este proyecto, que no se espera que esté terminado hasta 2030, ya enfrenta obstáculos regulatorios y tecnológicos.

La competencia en la energía nuclear también tiene una dimensión geopolítica significativa. Tanto China como Estados Unidos buscan no solo asegurar su propio suministro de energía, sino también influir en el desarrollo nuclear global. China ha utilizado la inversión extranjera directa, empresas conjuntas y contratos a largo plazo para asegurar suministros de uranio de países como Kazajistán y Namibia, fortaleciendo así su cadena de suministro nuclear (t.ly/c0F3f).

Estados Unidos, por otro lado, se ha enfocado en fortalecer alianzas estratégicas con países como Japón y Filipinas, promoviendo el desarrollo conjunto de tecnologías nucleares avanzadas. Este enfoque no solo busca diversificar las fuentes de energía sino también contrarrestar la influencia de China en la región Asia-Pacífico.
Un aspecto crucial de esta competencia es la capacidad de exportar tecnología nuclear. Los proyectos nucleares crean relaciones de larga duración entre los países involucrados, y tanto China como Estados Unidos buscan posicionarse como líderes en este sector. La exportación de reactores nucleares no solo proporciona beneficios económicos directos, sino que también fortalece las relaciones diplomáticas y estratégicas con los países importadores.
A pesar de sus avances, ambos países enfrentan desafíos significativos. China, aunque ha construido una capacidad nuclear impresionante, enfrenta crecientes preocupaciones públicas sobre la seguridad nuclear, especialmente tras el desastre de Fukushima en Japón. Además, las reformas del mercado energético en China complican la viabilidad comercial de los proyectos nucleares (t.ly/links).
En Estados Unidos, la construcción de nuevas plantas nucleares es un proceso costoso y lento, exacerbado por un panorama regulatorio y financiero complejo. A largo plazo, la competencia entre China y el país norteamericano en cuanto a la energía nuclear de nueva generación podría definir el equilibrio de poder global en el sector energético. China, con su enfoque en la producción y exportación de tecnología nuclear avanzada, y Estados Unidos con su innovación en SMRs y su influencia en alianzas estratégicas. En definitiva, el mundo se redireccionar a una nueva era de energía nuclear.
Precisamente, según información de Fdi Intelligence, unos 25 países acordaron triplicar la capacidad mundial de energía nuclear para 2050 en la Cop-28 de diciembre de 2023, mientras que otros, como Alemania, reiteraron su compromiso de eliminar gradualmente su capacidad nuclear encausados por la nueva ola de “Pactos Verdes” y políticas de descarbonización y cambio de la matriz energética mundial.
La expansión de la energía nuclear tiene implicaciones significativas para la sostenibilidad ambiental global. Tanto Estados Unidos como China están utilizando la energía nuclear como una herramienta clave para reducir las emisiones de carbono y combatir el cambio climático. En este contexto, la energía nuclear ofrece una fuente de energía limpia que puede complementar otras formas de energía renovable como la solar y la eólica, a contraposición de lo expuesto dentro de los planes de radicalización ambiental europea.
Además, la energía nuclear juega un papel crucial en la seguridad energética dado que la dependencia de los combustibles fósiles ha creado vulnerabilidades geopolíticas, como se ha visto en la reciente crisis energética provocada por el conflicto Rusia-Ucrania. La energía nuclear, con su capacidad para proporcionar un suministro de energía constante y fiable, se está convirtiendo en una alternativa atractiva para muchos países que buscan diversificar sus fuentes de energía y aumentar su seguridad energética.
En conclusión, la competencia entre China y EE.UU. en la energía nuclear de nueva generación es un reflejo de sus estrategias nacionales y ambiciones globales. Mientras China avanza con una rápida expansión y tecnología avanzada, Estados Unidos apuesta por innovaciones como los SMRs para revitalizar su industria nuclear. Este enfrentamiento no solo definirá el panorama energético de ambos países, sino también influirá en las dinámicas geopolíticas y económicas globales en las próximas décadas.
A mediano y largo plazo, el desarrollo y la expansión de la energía nuclear por parte de China y Estados Unidos pueden tener un impacto significativo en América Latina. La creciente competencia entre estas dos potencias por la dominación del mercado nuclear global podría abrir oportunidades para la transferencia de tecnología y la cooperación en proyectos energéticos sostenibles en la región. Además, el interés de China y Estados Unidos en establecer alianzas estratégicas y exportar tecnología nuclear a nivel mundial podría generar inversiones y proyectos conjuntos en América Latina, fortaleciendo la infraestructura energética de la región y promoviendo el desarrollo industrial y tecnológico. La participación en estas iniciativas no solo permitiría a los países latinoamericanos acceder a energía limpia y segura, sino que también fortalecería sus lazos diplomáticos y económicos con las principales potencias globales. Este escenario subraya la importancia de que Costa Rica y sus vecinos sigan de cerca estos desarrollos y busquen oportunidades de colaboración que puedan impulsar su crecimiento sostenible y su competitividad en el mercado energético global.
El panorama geoestratégico mundial está forzando a repensar las medidas ambientales y de comportamiento y composición de la matriz energética de los países. No solo escucharemos cada vez más de los avances y competencias entre Estados Unidos y China en esta carrera, sino que a su vez, se reabrirán capítulos vedados de la historia científica mundial para impulsar nuevas disrupciones, como lo hicieran Martin Fleischmann y Stanley Pons en su momento y se abriera la puerta a las posibilidades de lo que podría ser un misterioso nuevo paradigma de enormes potencialidades…, “la Fusión Fría”.

Andrei Calderón Enríquez
Presidente y socio fundador de Stratega. Especialista en comercio internacional, acceso a mercados, geoestrategia comercial y geopolítica. Asesor, consultor y desarrollador de proyectos.
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