El 12 de julio de 2023 Costa Rica inició la primera ronda de negociación para la suscripción de un Acuerdo de Asociación Económica Integral sobre Comercio e Inversión entre los Emiratos Árabes Unidos y Costa Rica, luego del anuncio efectuado en marzo por el Ministro de Comercio Exterior de Costa Rica, Manuel Tovar y su homólogo, Thani Al-Zeyoudi.
Tal como lo citó el Ministerio de Comercio Exterior en su comunicado oficial: ´´La negociación con Emiratos Árabes Unidos representa una oportunidad para estrechar el vínculo con el medio Oriente, como parte de la estrategia de esta Administración de promover nuevas oportunidades para los productores y exportadores costarricenses. Un acuerdo comercial entre ambos países permitiría además la consolidación de cadenas de valor hacia la región de Medio Oriente y potenciará la inversión extranjera directa proveniente de dicho país´´.
En efecto, una iniciativa de apertura comercial como la previamente citada abre una panoplia de oportunidades para un mercado occidentalizado y de énfasis y concentración euroatlántico como Costa Rica, emergiendo un sin número de matices fascinantes de descubrimiento de formas de hacer negocios, hábitos y tendencias de consumo y diferencias culturales.
Para poder identificar, captar y aprovechar las oportunidades que un posible acuerdo comercial con un país árabe y musulmán, se requiere construir y concretar una estrategia comercial adecuada, y la misma debe estar fortificada gracias a una base sólida de inteligencia cultural previa, incluida desde los preparativos de dicha estrategia y las primeras intensiones de acercamiento.
Por lo anterior, es clave el poder diferenciar e identificar características concretas de la cultura, la historia y religión de los pueblos árabes y musulmanes.
La primera clave para tener éxito en los negocios con el mundo árabe y musulmán es tener un profundo respeto por la cultura y las creencias de los demás. Es fundamental reconocer que cada individuo y cada comunidad tienen su propia identidad y prácticas culturales únicas. Evitar estereotipos y prejuicios negativos es esencial para establecer una comunicación y colaboración efectivas.
Además, es importante comprender los valores y las normas culturales en el mundo árabe y musulmán. La cultura árabe y musulmana se basa en principios como el respeto a la autoridad, el honor familiar, la hospitalidad y el compromiso con la comunidad. Estos valores influyen en las prácticas comerciales, las relaciones empresariales y la forma en que se toman las decisiones. Tener una comprensión profunda de estos valores puede ayudar a evitar malentendidos y conflictos potenciales.
La religión también juega un papel significativo en el mundo árabe y musulmán. El Islam tiene una influencia profunda en la vida de las personas, incluidas sus prácticas diarias y sus interacciones sociales. Por lo tanto, es importante tener conocimientos básicos sobre las prácticas religiosas y las fechas sagradas en el calendario islámico. Respetar las costumbres y las necesidades religiosas de los socios comerciales musulmanes, como los horarios de oración y las restricciones alimentarias durante el mes del Ramadán, puede contribuir a establecer relaciones de confianza y respeto mutuo.
La comunicación efectiva es otro aspecto clave en la inteligencia cultural para hacer negocios con estos países. Es esencial tener en cuenta las diferencias en el estilo de comunicación y adaptarse a ellas. Por ejemplo, la comunicación en la cultura árabe tiende a ser más indirecta y basada en la sutileza, mientras que la comunicación en la cultura occidental puede ser más directa y centrada en la individualidad. Aprender a leer los matices y a comunicarse de manera respetuosa y diplomática puede facilitar la construcción de relaciones sólidas y duraderas.
Además, es crucial tener conocimientos sobre los aspectos legales y comerciales específicos de la región en la que se opera. Cada país tiene sus propias regulaciones, prácticas comerciales y formas de hacer negocios. Trabajar con asesores legales y profesionales locales puede ayudar a navegar los aspectos legales y regulatorios, y establecer relaciones con empresas y socios comerciales confiables.
Será también crucial el poder diferenciar entre los conceptos árabe, musulmán, islam, islámico o islamista, ya que estas expresiones no pueden ser utilizadas indistintamente, dado que hacen referencia a factores tan dispares como la lengua, la etnia, la religión o la ideología, por lo que en esta serie de artículos se buscará hacer un acercamiento preciso al respecto.

SOBRE EL MUNDO ÁRABE:
Los árabes, como un grupo étnico y lingüístico, se caracterizan por compartir el uso de la lengua árabe. Originarios de la península arábiga, durante los siglos VII y VIII migraron a diferentes territorios, expandiendo su influencia por las regiones del norte de África y Oriente Próximo. De esta manera, su idioma y su religión mayoritaria, el islam, se difundieron. Se considera que hay veintidós países de mayoría árabe, los mismos que conforman la Liga Árabe, ubicados principalmente en el norte de África y Oriente Próximo.
Se llama mundo árabe (en árabe: العالم العربي, al-`ālam al-`arabī) o países árabes (البلدان العربية, al-buldān al-`arabiyya) al conjunto de países en los que habita el pueblo árabe o donde el idioma árabe es mayoritario. El mundo árabe está conformado por la mayoría de los países del Oriente Próximo, incluida la totalidad de la península arábiga, y por las naciones del Magreb y el Cuerno de África. Además, se utiliza el término «árabes» para referirse a la comunidad global de personas que tienen el árabe, en sus diversas variantes, como lengua materna. En este sentido, también se emplea el concepto de «nación árabe» (الأمة العربية, al-ummah al-ʿarabīyyah).
Los árabes constituyen el componente principal de la población en una extensa área geográfica que se extiende desde el océano Atlántico hasta los montes Zagros, incluyendo el norte de África, el valle del Nilo, el Levante, Mesopotamia y la península de Arabia. La característica predominante de esta región es la presencia del desierto, lo que determina un estilo de vida y un modo de producción basado en el pastoreo nómada.
Se debe de poner en contexto la relevancia y magnitud del mundo árabe en cuanto a proporciones, siendo que este se extiende a lo largo de casi 7840 kilómetros de distancia, desde La Güera en el Sahara Occidental hasta la punta más oriental de Omán, cerca de la ciudad de Sur. Abarca el África del Norte y la parte de Asia sudoccidental llamada Oriente Medio. En Libia se encuentra la frontera que tradicionalmente divide al mundo árabe en dos: el Magreb o Poniente y el Máshreq o Levante. En la actualidad, Libia se encuadra políticamente dentro del primero, y es Estado miembro de la Unión del Magreb Árabe (UMA).
Su superficie total es de la magnitud de la totalidad de países de habla hispana del hemisferio occidental (12,9 millones de km²), más grande que Europa (10,4 millones de km²), Canadá (10 millones de km²), China (9,6 millones de km²), Estados Unidos (9,6 millones de km²) o Brasil (8,5 millones de km²) pero con un gran porcentaje de territorio deshabitado y desértico. Sólo Rusia con 17 millones de km² (el país más grande del mundo) y la América del Norte anglófona (Estados Unidos y Canadá en conjunto, con 18 millones de km²) son unidades geoculturales todavía mayores.
El epicentro de esta área es la península Arábiga, donde se originó el pueblo árabe, y donde los primeros asentamientos sedentarios se establecieron. Las migraciones hacia las zonas fértiles jugaron un papel importante, convirtiendo esta región en la cuna de una población influenciada por diversos grupos. Los habitantes de la península arábica eran mayormente de ascendencia semita. La mayoría de ellos eran beduinos, un pueblo nómada dedicado a la cría de cabras y camellos. Debido a esta forma de vida, la península arábica tenía pocas ciudades, siendo Yatrib y La Meca los centros comerciales más importantes. Este estilo de vida definió un estilo de vida y una cosmovisión especial que actuó como un vínculo común entre todos los pueblos de la región.
Tal como lo refiere Carl Grinberg[1]: ´´La forma de vida de los beduinos, propia de la Arabia Central, predominó en toda la península arábiga en los tiempos anteriores al Islam. Su estructura social básica era la tribu en que predominaba el vínculo de parentesco. El beduino se configura como un tipo humano que por sobre todo ama su libertad. Su vida se basaba en un estricto código ético, expresado por la palabra Muzuwwa – que significa bravura, virtud, honor – y cuyos elementos más relevantes eran el valor, la lealtad, la generosidad, la protección al débil y el sentido de hospitalidad´´.
Etimológicamente, la palabra «árabe» hace referencia a la acción de moverse de manera continua, mientras que su antónimo, «misr», se utilizaba para referirse a la población sedentaria (y posteriormente se convirtió en el nombre de Egipto). Con el tiempo, el significado de la palabra «árabe» ha evolucionado hasta su sentido actual, que generalmente denota la pertenencia a una nación.
Dado que estaban organizados en tribus rivales, los árabes no constituían un país unificado. Cada tribu tenía sus propios intereses y creencias donde algunos practicaban el fetichismo, mientras que otros eran politeístas. Sin embargo, la mayoría rendía culto a una enigmática piedra conocida como ´´la Piedra Negra´´, situada en el santuario de la Kaaba en La Meca.
Su unificación comenzó a gestarse con el nacimiento del Islam.
Ahora bien, en la actualidad se consideran parte integrante del mundo árabe los siguientes Estados, reconocidos por la Liga Árabe:
- Arabia Saudita ( المملكة العربية السعودية al-ʿArabiyyah as-Saʿūdiyyah)
- Argelia (الجزائر al-Jazāʾir)
- Baréin (البحرين al-Baḥrayn)
- Catar (قطر Qaṭar)
- Comoras (جزر القمر Ŷuzur al-Qamar)
- Egipto (مصر Miṣr)
- Emiratos Árabes Unidos (الإمارات العربيّة المتّحدة al-ʾImārāt al-ʿArabiyyah al-Muttaḥidah)
- Irak (العراق al-ʿIrāq)
- Jordania (الأردن al-ʾUrdun)
- Kuwait (الكويت al-Kuwayt)
- Líbano (لبنان Lubnān)
- Libia (ليبيا Lībyā)
- Marruecos (المغرب al-Maġrib)
- Mauritania (موريتانيا Mōrītānyā)
- Omán (عمان ʿUmān)
- Palestina (فلسطين Falasṭīn)
- Siria (سوريا Sūryā)
- Somalia (الصومال aṣ-Ṣūmāl)
- Sudán (السودان as-Sūdān)
- Túnez (تونس Tūnis)
- Yemen (اليمن al-Yaman)
- Yibuti (جيبوتي Ŷībūtī)
El Sahara Occidental (República Árabe Saharaui Democrática), administrado por Marruecos, también forma parte del Mundo árabe, aunque no es reconocido por la Liga Árabe, ni tampoco por la ONU, y por su parte Palestina es miembro de la Liga Árabe, pero no está reconocida por Israel o por Estados Unidos. Existen minorías de lengua árabe en países circundantes como Chad, Turquía, Irán, Israel y otros. Los araboparlantes suman unas 300 millones de personas.
Por su parte los musulmanes son aquellos que profesan y practican la religión del islam, una fe abrahámica y monoteísta. El término «musulmán» se deriva de la raíz árabe «slm«, que significa «paz», «sumisión» o «rendición». Desde una perspectiva espiritual, se traduce como «aquel que alcanza la paz al someterse a la voluntad de Alá» (que significa «Dios» en árabe). En la actualidad, se estima que hay alrededor de 2.000 millones de musulmanes en todo el mundo, lo que representa aproximadamente una cuarta parte de la población global. El islam es la religión con el crecimiento más rápido a nivel mundial y se prevé que, después de 2050, sea la religión más seguida en el mundo.
Ahora bien, es importante destacar que no todos los habitantes de los países árabes son necesariamente musulmanes, ya que existen diversas minorías, como los judíos o los cristianos en lugares como Egipto. Además, la población de los países árabes no se limita exclusivamente a personas de origen árabe, ya que también existe una variedad étnica presente. Por ejemplo, en países como Marruecos o Argelia, los árabes conviven con otras etnias, como la bereber. Incluso en Oriente Próximo, no todos los Estados con mayoría musulmana son árabes, y se pueden encontrar ejemplos como Irán y Turquía.
Aunque el islam es la religión mayoritaria en los países árabes, con más del 90% de la población identificándose con esta fe, es importante tener en cuenta que más de la mitad de los musulmanes en todo el mundo no son árabes ni residen en países árabes. La región con la mayor concentración de musulmanes es Asia-Pacífico. De hecho, el país con la mayor población musulmana del mundo es Indonesia, seguido de Pakistán, India y Bangladés. Egipto ocupa el quinto lugar en la lista, siendo el primer país árabe mencionado.
[1] Grimber, Carl: `La expansión árabe’ en Historia Universal. Santiago: Ercilla, 1985. p. 14.

Andrei Calderón Enríquez
Presidente y socio fundador de Stratega. Especialista en comercio internacional, acceso a mercados, geoestrategia comercial y geopolítica. Asesor, consultor y desarrollador de proyectos.
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