La iniciativa de la Nueva Ruta de la Seda, BRI por sus siglas en inglés, ha transformado la infraestructura y la logística en diversas regiones del mundo, incluyendo Latinoamérica. Con la adhesión de 21 países latinoamericanos, entre los que se pueden mencionar Panamá, Costa Rica, Ecuador, Chile y Perú, China ha consolidado su presencia en el continente a través de inversiones en infraestructura estratégica. Sin embargo, el retorno de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos podría modificar las dinámicas geopolíticas y comerciales, especialmente en términos de proteccionismo y tensiones con China.
Desde su lanzamiento en 2013, la BRI ha financiado proyectos de infraestructura como puertos, carreteras y ferrocarriles en diversas partes del mundo. En Latinoamérica, las inversiones han estado dirigidas a mejorar la conectividad y facilitar el comercio con China. Ejemplos concretos incluyen la propuesta de una línea ferroviaria entre la capital panameña y David, la reconstrucción del aeropuerto de Manta en Ecuador y la construcción de puentes en ese país, así como diversos proyectos en Chile y Perú orientados a fortalecer la logística y la exportación de materias primas hacia Asia. Estas infraestructuras han permitido a China consolidar su influencia comercial y mejorar sus rutas de abastecimiento de materias primas, facilitando la salida de productos latinoamericanos hacia mercados asiáticos.
No obstante, con Trump devuelta en la presidencia de Estados Unidos es de esperar que se genere una reconfiguración de las relaciones y políticas comerciales en los países de la región. El presidente estadounidense se caracteriza por su postura proteccionista y su retórica contraria a la influencia china, lo cual podría traducirse en nuevas políticas destinadas a limitar el alcance de la BRI en Latinoamérica.
Entre los posibles efectos del segundo mandato de Trump se incluyen la renegociación de tratados comerciales, la imposición de restricciones financieras a inversiones chinas y el fomento del nearshoring, incentivando la relocalización de cadenas de suministro desde China hacia territorio estadounidense; algunas de estas acciones ya se están activando a menos de un mes del inicio de su mandato. Dichas estrategias podrían afectar la viabilidad de algunos proyectos chinos en la región y obligar a los países latinoamericanos a reevaluar su posicionamiento estratégico.
Desde una perspectiva logística, un contexto de mayor presión estadounidense podría derivar en un aumento de la competencia por inversión en infraestructura. Esto porque Latinoamérica podría verse beneficiada si los dos gigantes económicos compiten por proyectos estratégicos, pero también enfrentaría desafíos financieros si Estados Unidos impone restricciones al financiamiento chino. En ese contexto, la necesidad de diversificar fuentes de inversión sería crucial para evitar una dependencia exclusiva de uno u otro actor y garantizar la continuidad del desarrollo de infraestructura clave en la región.
El impacto de la Nueva Ruta de la Seda en Latinoamérica ha sido innegable, proporcionando un impulso significativo en términos de conectividad y desarrollo logístico. Sin embargo, el retorno de Trump a la Casa Blanca desde ya está generando incertidumbre y su efecto de reconfiguración en las estrategias comerciales en la región se hace sentir. En el caso del BRI, Panamá ya ha expresado su intención de no renovar el acuerdo entendimiento que firmó con China en 2017 en el marco de esta iniciativa, que lo había convertido en el primer país latinoamericano en participar de la misma.
En ese sentido, los países latinoamericanos deberán equilibrar sus relaciones con China y Estados Unidos, buscando maximizar los beneficios de ambas potencias sin comprometer su soberanía económica ni su desarrollo a largo plazo. Para ello, la capacidad de negociación y la diversificación de fuentes de financiamiento jugarán un papel fundamental para sostener el crecimiento logístico y comercial en el continente.

Sharon Picado Villalobos
Agente de Inteligencia Comercial y Jefa de Operaciones en STRATEGA. Licda. en Administración Aduanera y Comercio Exterior de la Universidad de Costa Rica. Especialista en Inteligencia Comercial.
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